viernes, 26 de octubre de 2012

Rastros…

Rastros…

Endemoniadamente incrustado en mi piel
Demasiados surcos mezclados con la ficticia máscara
Me gritabas, cuando te la quisiste desgajar.
Tormentosos martillazos te embuché
Al creerte Venus dominadora de tu rededor
Dardos de punzante envenenada exhortación
Mas tú, sobrada, engreída diosa, lloras tarde
Los hilos del rastro sobre tu fisonomía, han conspirado
Sangrientos regueros recorren tu alma
Complicada tienes tu salvación, mas no imposible
La redención por el reconocimiento de tus errores
Te hará grande, suspira por tus yerros.

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